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¿Existe el Libre albedrío, o todo está regido por un Destino?
Nuestro Libre Albedrío actúa desde dos niveles de Conciencia.
Lo que de nosotros decide y organiza los procesos por los que vamos a ir viviendo es algo mucho más grande que lo que percibimos que somos, y no actúa desde el nivel usual de conciencia en el que estamos mientras permanecemos encarnados.
Las cosas físicas pueden verse como una programación del Destino, pero la realidad no es la cosa física por ocurrir, sino el cómo afecta a cada cual lo que está previsto que acontezca en cada instante, que nos afectará según hayan sido nuestras actitudes hasta ese momento. Es decir, que no será lo que afecte a lo externo (en lo que solemos fijarnos), sino en el impacto que debe ejercer en la estructura de la personalidad, no perecedera como su cuerpo físico y sus circunstancias.
El Libre Albedrío de nuestra Conciencia física sí interviene en las "actitudes de vida" por las que optemos, y de ahí la responsabilidad encarnada sobre "cómo vamos viviendo" cada acontecimiento y circunstancia que nos llega o nos envuelve.
En el nivel de la Consciencia interna del Alma es donde se vinculan los procesos de lo Individual y lo Colectivo. Uno sin el otro no tienen posibilidad de ser.
Pero hay otra cuestión muy importante a considerar a la hora de enjuiciar la existencia o no de "libertad", y es que no solemos saber de las propias contradicciones que existen en nuestro interior y que dificultan muchas de nuestras pretensiones, culpándole a voluntades ajenas y no a nuestro propio "global" Albedrío el resultado de las mismas. La Imagen que sigue ayuda a comprender lo que vengo a llamar “Neurona de la Personalidad”:
Nuestro ser mental está constituido por una diversidad de tendencias psíquicas. Y nuestro libre albedrío se constituye como la resultante del actuar de todas esas tendencias que han ido operando en nuestro interior, a la mayoría de las cuales olvidamos y es por lo que no comprendemos y a veces no aceptamos lo que son las circunstancias que nos depara lo que llamamos Destino.
Somos conscientes de muchas de nuestras posibilidades, pero no del antagonismo que dicha diversidad de tendencias ocasiona, donde se encuentra la razón del no logro de nuestros deseos o de aquello que "nos llega" y no aceptamos como causado por algo de nosotros mismos.
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